El conductismo se originó con la obra de John B. Watson, un psicólogo Americano. Watson
afirmaba que la psicología no estaba interesada con la mente o con la conciencia humana.
En lugar de ello la psicología estaría interesada solamente en nuestra conducta. De esta
manera los hombres podrían ser estudiados objetivamente, como las ratas y los monos.
La obra de Watson se basaba en los experimentos de Iván Pavlov, quien había estudiado las
respuestas de los animales al condicionamiento. En el experimento mejor conocido de
Pavlov hacía sonar una campana mientras alimentaba a varios perros. Hacía esto durante
varias comidas. Cada vez que los perros escuchaban la campana sabían que se acercaba una
comida y comenzarían a salivar. Luego Pavlov había sonar la campana sin traer comida,
pero los perros todavía salivaban. Habían sido “condicionados” a salivar cada vez que
escuchaban el sonido de la campana. Pavlov creía, como Watson iba después a enfatizar,
que los seres humanos reaccionan al estímulo de la misma manera.
Hoy el conductismo es asociado con el nombre de B.F. Skinner, quien edificó su reputación
al comprobar las teorías de Watson en el laboratorio. Los estudios de Skinner le llevaron a
rechazar el énfasis casi exclusivo de Watson sobre los reflejos y el condicionamiento. Él
argumentaba que las personas responden a su ambiente, pero también operan sobre el
ambiente para producir ciertas consecuencias.